Maíz tardío, ¿un aliado que llegó para quedarse?

En los últimos años, el maíz tardío mantiene una superficie que ronda el 60%. ¿Por qué prevalece esa tendencia? ¿Qué ventajas trae? ¿Cómo influye en los sistemas?  

Según fuentes oficiales, octubre cerró con un 20% de la superficie nacional de maíz sembrada. Las tan esperadas lluvias primaverales no lograron el abastecimiento hídrico necesario para cumplir en tiempo y forma con las siembras tempranas, y en muchos casos la ventana ha llegado a su fin. 

Asimismo, durante las últimas semanas, los registros de precipitaciones también imposibilitaron un mayor progreso de las labores de siembra, con lo cual se confirma una importante migración de superficie temprana a fechas tardías

¿Cuáles son los motivos que explican una evolución hacia siembras tardías? ¿Cómo maximizar la performance de estos maíces? 

El tardío a la cabeza

En Argentina el gran cambio productivo del maíz fue de la mano de poder atrasar las siembras desde la primavera hacia el inicio del verano. Las evidencias lo demuestran, ya que la campaña 22/23 cerró con unas 10,5 millones de hectáreas sembradas con el cereal, de las cuales más del 60% correspondieron a siembras tardías. 

Originalmente, la principal estrategia o necesidad de sembrar tardíamente se basaba en poder ubicar el período crítico (PC) del maíz -entre 15 días antes y 15 días después de floración- fuera de los meses con balance hídrico desfavorable que impactan de manera irreversible en la producción de granos. De esta manera, las etapas reproductivas escapan de los meses de diciembre-enero y se corren hacia febrero y marzo, donde el balance es más favorable. No obstante, con el corrimiento, el PC también está expuesto a condiciones diferenciales como menor radiación interceptada, temperaturas en decrecimiento, heladas tempranas, entre otros; como así también la cosecha puede verse alterada o retrasada por las precipitaciones características del otoño y la susceptibilidad a enfermedades fúngicas también puede ser mayor.

Con todo eso, y con falta de información empírica, se pensaba que hacer un maíz tardío significaba resignar algunos quintales y por ello desvalorizar la producción usando híbridos de menor potencial productivo o hacerlos con menor fertilización debido a que los rendimientos esperados eran notablemente inferiores a los obtenidos en siembras tempranas. 

En la actualidad, numerosos ensayos demuestran que es posible elevar los pisos de rendimientos de maíces tardíos con un buen manejo agronómico, una correcta elección de genotipos y el cuidado fitosanitario que se requiere.

Las claves para un tardío rendidor

El manejo del maíz tardío en Argentina implica una serie de consideraciones específicas para garantizar una producción exitosa. Uno de los factores determinantes es la elección del híbrido. Está demostrado que la correcta elección de genotipos con adaptación al ambiente explican gran parte de los rendimientos obtenidos, dado que aseguran maximizar la eficiencia en el uso de los recursos. Los híbridos de ciclo más corto y con mayor resistencia a factores estresantes como heladas tempranas pueden ser ideales.

En segundo lugar, la fecha de siembra dependerá de la región y de las condiciones climáticas. La clave aquí es asegurarse de sembrar con buena disponibilidad de agua útil a la siembra y en un momento que permita que el cultivo alcance la madurez antes de las heladas, respetando las densidades según híbrido y condición ambiental.

La densidad de siembra puede influir en la competencia entre las plantas y, por lo tanto, en el rendimiento. En la plataforma de SIMA una de las funciones destacadas es el Control de Stand de Plantas, que permite contar las plantas y el distanciamiento con una simple foto tomada desde el celular, otorgando practicidad al trabajo, ahorro de tiempo en el lote y sin necesidad de elementos de medición para el monitoreo.

En términos de nutrición, el maíz tardío, al igual que los maíces sembrados en otras FS (fecha de siembra), también requiere de una reposición de minerales para favorecer un buen crecimiento inicial, obtener cultivos más sanos y potenciar el rendimiento en grano. Para ello, son necesarios análisis de suelo para determinar los niveles de nutrientes y en base a ello ajustar la fertilización satisfaciendo las necesidades del cultivo, prestando especial atención en nitrógeno, fósforo y potasio. 

Recomendaciones de manejo.

Las prácticas de manejo pueden variar según la región del país, las condiciones climáticas de cada campaña y las adversidades zonales. No obstante, algunas consideraciones sirven de guía general. 

Tal es el caso del control de malezas. Realizar un manejo adecuado de malezas antes de la siembra y durante el crecimiento del maíz garantiza la disminución de la población, la reducción de competencia por recursos y la calidad de cosecha. El uso de herbicidas pre-emergentes y selectivos en dosis ajustadas resultan un paquete efectivo. 

Respecto al monitoreo de plagas y enfermedades, es importante realizar recorridas frecuentes a los lotes para evitar escapes y detectar anticipadamente la presencia de plagas y enfermedades, midiendo incidencia y severidad, y de ser necesario, aplicar tratamientos químicos. Uno de los beneficios del sistema de agricultura inteligente de SIMA es el Control de Severidad de enfermedades, que puede ser realizado mediante una fotografía, y permite llevar de manera offline el registro con la descripción, fotos, protocolos y umbrales de todas las adversidades del cultivo, georefenciarlas y añadir videos, audios y notas.

Finalmente, no se debe descuidar la cosecha: el maíz tardío a menudo requiere una cosecha temprana para evitar las heladas y cuidar la humedad a cosecha para evitar penalidades en rindes por secada. En este punto, la app dispone de una herramienta para el Control de Pérdida de Cosecha que calcula en tiempo real el estado de la pérdida de la cosechadora, registrando los datos obtenidos, lo que permite calibrar la maquinaria para disminuir la pérdida en el momento preciso. Una vez cosechado, el correcto secado también juega un rol importante en el almacenamiento para prevenir problemas de calidad.

Por lo tanto, es recomendable trabajar en estrecha colaboración con especialistas zonales, tener información actualizada y estar familiarizados con las condiciones locales, de manera que las decisiones sean específicas para el cultivo de maíz tardío en el ambiente a implantar. 

SIMA acerca a los usuarios la posibilidad de agilizar, registrar y trazar las actividades en el campo, a través de la estandarización de datos, la unificación de criterios para todo el equipo de trabajo, y la generación de reportes de forma automática, optimizando procesos, carga de datos, comunicación horizontal y vertical y su respectivo análisis.