El Cancro del Tallo es una de las enfermedades más significativas que afectan al cultivo de girasol en diversas regiones del mundo, como Brasil y Argentina. Su impacto en el rendimiento del cultivo puede llevar hasta la pérdida total de plantas. ¿Cómo adelantarse al control?
¿Por qué monitorear Phomopsis en girasol?
Phomopsis spp, el hongo causante del cancro en girasol, es favorecido por temperaturas moderadas (15-25°C) y alta humedad relativa o períodos prolongados de lluvias. Las infecciones iniciales suelen ocurrir a fines del ciclo vegetativo, pero la severidad de la enfermedad depende de la cantidad de inóculo presente en los restos de cultivos anteriores.
El hongo sobrevive en los rastrojos de girasol infectados de la campaña anterior, lo que sirve como fuente de inóculo para la siguiente temporada; y su dispersión ocurre a través de esporas que son transportadas por el viento y la lluvia. Tras la infección, el hongo afecta progresivamente los tejidos vasculares dentro de la planta y termina debilitando el tallo, lo que compromete la estructura de la planta y puede resultar en la marchitez de la planta y la madurez prematura.
Más adelante, en etapas avanzadas, las plantas afectadas pueden mostrar quebradura del tallo debido a esa debilidad causada por la infección y terminar en el vuelco de las plantas, especialmente con condiciones de viento y tormentas.
La importancia del control de esta enfermedad radica en que el daño que provoca puede ser de gran magnitud comprometiendo no solo a los rendimientos del cultivo sino también a la integridad de las plantas. Desde la reducción del rendimiento de girasol debido a la disminución en el peso de las semillas, hasta la calidad de las mismas y, en casos graves, la pérdida total de plantas por vuelco, la falta de monitoreo puede ser fatal.
¿Qué buscar cuando monitoreamos la enfermedad?
Inicialmente, una vez infectada la planta, aparecen manchas en las hojas de color marrón claro con bordes más oscuros y luego empieza a invadir el tallo, generando cancros -lesiones necróticas- que son típicamente alargados y hundidos, de color marrón a gris oscuro, afectando principalmente la parte inferior del tallo.
También se pueden empezar a observar plantas marchitas o con madurez prematura, atípicamente distribuidas en el lote.
Manos a la obra: las claves para un monitoreo efectivo
Para monitorear el Cancro del Tallo en girasol es importante realizar inspecciones regulares desde la fase vegetativa hasta el llenado de granos, prestando particular atención durante la floración. La clave está en buscar lesiones en los tallos cerca de las hojas, que se extienden longitudinalmente y debilitan el tallo; y en fases avanzadas se suma la revisión de la base del tallo por necrosis y quiebres. Un dato no menor es monitorear más frecuentemente si hay alta humedad y lluvias continuas, ya que estas condiciones favorecen la enfermedad.
Hay 5 acciones fundamentales que no se deben pasar por alto a la hora de salir al lote:
1- Época de monitoreo: etapas vegetativas tardías, desde la floración (R1) hasta llenado de granos (R6-R7).
2- Frecuencia de monitoreo: semanal o, como mínimo, cada 2 semanas durante el ciclo crítico del cultivo. Atender a los cambios climáticos predisponentes (lluvias y alta humedad) y aumentar la frecuencia.
3- Síntomas a observar: manchas foliares en hojas (marrones o grises con bordes oscuros); lesiones en base del tallo (cancros alargados y necróticos de color marrón a gris oscuro); marchitez y madurez prematura (el hongo afectó el sistema vascular).
4- Evaluación de severidad: las plantas se pueden clasificar en categorías según el nivel de infección:
Leve: Manchas pequeñas en hojas, sin presencia de cancro en el tallo.
Moderada: Cancros pequeños visibles en el tallo, sin signos de quebradura.
Severa: Cancros grandes y extendidos, con riesgo de quiebre del tallo.
5- Uso de herramientas de monitoreo digital y acciones correctivas: las apps móviles y plataformas de agricultura inteligente como SIMA ayudan a registrar y seguir el progreso de la enfermedad, facilitando decisiones de manejo en tiempo real y asegurando la trazabilidad de la información de campo.
Si se detecta la enfermedad de manera temprana, se puede considerar aplicar fungicidas preventivos si las condiciones climáticas lo justifican y si los híbridos utilizados no son resistentes; y ajustar prácticas culturales, como eliminar rastrojos infectados para evitar la propagación del inóculo en la siguiente temporada.
El monitoreo constante y temprano es la clave para manejar de forma efectiva el cancro del tallo en girasol, caminar los lotes y ser exhaustivos en las observaciones y registros aseguran un cultivo sano y próspero.