Control de plagas invernales

El control de plagas invernales es crucial para asegurar la salud y rendimiento de los cultivos. En esta época, en Argentina, las más comunes en los cereales de invierno incluyen pulgones, trips, orugas y chinches. En esta nota, te presentamos todas las estrategias y prácticas recomendadas para su manejo integrado.

En Argentina, las principales plagas invernales que afectan a los cereales incluyen diversas especies de insectos que pueden causar daños significativos si no se controlan adecuadamente. Controlar las plagas invernales en el cultivo de trigo, cebada y verdeos, es crucial para garantizar una producción agrícola eficiente y sostenible. La importancia de este control radica no sólo en garantizar los mejores rendimientos de los cultivos y asegurar la calidad del grano sino también en reducir el impacto económico. 

Estas pérdidas pueden traducirse en menores ingresos para los productores y además la falta de control temprano puede llevar a un aumento en los costos de manejo a medida que las infestaciones se agravan, requiriendo aplicaciones de insecticidas más frecuentes y costosas. 

En esta nota, repasamos las principales adversidades insectiles de los cereales de invierno, cómo reconocerlas y las estrategias más recomendadas para abordarlas en el marco de un manejo integrado. 

Principales plagas invernales: ¿cuáles son, qué afectan y cómo controlarlas?

Las plagas invernales más frecuentes en los cultivos son los pulgones, trips, orugas y chinches. La mayoría de ellas, como el caso de los pulgones, pueden causar una significativa disminución en el rendimiento del trigo al alimentarse de la savia de las plantas y transmitir enfermedades virales. Las plagas pueden debilitar las plantas de trigo, afectando su crecimiento y desarrollo durante las etapas críticas del ciclo del cultivo, como el macollaje y el llenado de granos comprometiendo en gran medida la salud y el vigor de los cultivos.

Asimismo, estas adversidades pueden ser transmisoras de enfermedades, como es el caso de algunos pulgones que son vectores de virus como el virus del enanismo amarillo de la cebada (BYDV), que puede reducir la fotosíntesis y la producción de biomasa, impactando negativamente el rendimiento y la calidad del grano.

Los pulgones son una de las plagas más frecuentes y dañinas que afecta al cultivo de trigo durante todo su ciclo, desde las etapas tempranas hasta la madurez. La incidencia de los pulgones puede ser menor si se utilizan semillas tratadas con insecticidas. Sin embargo, se convierten en un problema significativo a partir de la etapa de macollaje, siendo críticos durante la espigazón y el llenado de granos.

Las especies de pulgones más importantes son el Pulgón Verde de los Cereales (Schizaphis graminum), el Pulgón de la Avena (Rhopalosiphum padi) y el Pulgón de la Espiga (Sitobion avenae F.) predominante en primavera. Más allá de las particularidades de cada uno, su presencia se ve favorecida por condiciones secas y temperaturas inferiores a 20°C, y no suelen ser afectados por las heladas. La importancia de control radica en que provocan daños directos sobre el cultivo tales como extracción de savia alimentándose de las plantas, produciendo su debilitamiento y reducción del crecimiento; e inyección de toxinas a través de su saliva, causando deformaciones y debilitamiento en las plantas. Otros daños indirectos consisten en la transmisión de virus actuando como vectores como por ejemplo del «enanismo amarillo»; y producción de melaza -sustancia azucarada- que favorece el desarrollo de hongos como la fumagina. Esto último puede reducir la capacidad fotosintética de las hojas y causar dificultades durante la cosecha.

Por otro lado, los trips suelen ser una plaga con baja incidencia por tratarse de insectos pequeños pero que pueden causar daños significativos en el cultivo de trigo. En Argentina, la especie de trips Frankliniella frumenti es la comúnmente más observada en el trigo. Esta plaga puede afectar las hojas, macollos y espigas del trigo, especialmente desde la etapa de floración hasta la madurez fisiológica.

Los monitoreos de estas especies deben realizarse durante todo el ciclo pero revisten particular importancia durante las etapas reproductivas donde concentran la población en las espigas y tienen mayor incidencia en el cultivo. 

Del mismo modo, las orugas resultan de las plagas invernales más significativas ya que pueden estar presentes y provocar daños en varias etapas del crecimiento del cultivo. En el top 3 del ranking están la Oruga Militar Verdadera (Pseudaletia adultera), la Oruga Desgranadora (Faronta albilinea) y la Oruga Barrenadora del Tallo (Diatraea Saccharalis) que no solo afecta al trigo sino que también se la puede encontrar en el maíz y el sorgo. Las temperaturas cálidas y secas suelen favorecer su proliferación y darles mayor actividad, sobre todo en ataques severos cuando el escape de la plaga a los controles preventivos las hacen muy difíciles de controlar. 

Por último, pero no menos importante, están las chinches cuya latencia en el invierno para protegerse del frío las hace irrelevantes pero a comienzos de la primavera reinician su actividad. En la región, la Chinche Verde (Nezara viridula L.) y Chinche de los Cuernitos (Dichelops furcatus F.) son las más frecuentes. Su impacto en el rendimiento del trigo puede ser considerable si no se manejan adecuadamente, especialmente a partir de espigazón donde puede afectar parcial o totalmente a la espiga embuchada hasta el llenado de granos, y en ataques severos provocar la muerte de la espiga, lo que se conoce como “golpe blanco” -una espiga blanquecina- que suele confundirse con fusariosis. 

“De la A a la Z”, todo sobre los pulgones, trips, orugas y chinches. Una breve reseña para su identificación.

Pulgón Verde de los Cereales (Schizaphis graminum)

Son insectos pequeños de color verde que se alimentan de la savia de las plantas

Daños: Amarillamiento, enrollamiento de las hojas y transmisión de virus como el virus del enrollamiento de la hoja. Pueden reducir significativamente el vigor de las plantas y el rendimiento.

Pulgón de la Avena (Rhopalosiphum padi)

Parecido al pulgón verde, pero de color marrón rojizo.

Daños: Similares al pulgón verde pero además la infestación puede resultar en una disminución de la calidad del grano.

Pulgón de la espiga (Sitobion avenae F.)

De coloración variable, de verde oscuro con manchas pardas o pardo rojizas, con formas claras de color verde amarillento a crema y formas oscuras, color rojizo a negro.

Daños: Presente en primavera, ataca desde macollaje, encañazón y espigazón, provocando daños significativos en la etapa de formación y llenado de granos, donde incrementan su población. En las espigas, dificultan la llegada de los nutrientes al grano y por ende la disminución en rindes.

Foto: pulgon_espiga_trigo

Trips (Frankliniella frumenti)

De coloración amarilla, ubicados en hojas, macollos y espigas, a menudo en grupos, especialmente hacia el final del ciclo del cultivo.

Daños: En etapa temprana (macollaje) provocan un daño característico en las hojas que adquieren un aspecto estriado debido a la alimentación de los trips. La hoja bandera, crucial para la fotosíntesis, puede enrollarse, impidiendo la correcta emergencia de las espigas, lo que puede afectar la producción de granos. En etapa de floración a madurez tienen la mayor incidencia y concentración en espigas donde pueden dañar los granos reduciendo su calidad y cantidad.

Foto: Trips_trigo

Oruga Militar Verdadera (Pseudaletia adultera)

Actúa como defoliadora pero también puede alimentarse de tallos, brotes y espigas tiernas. Puede cortar plantas pequeñas a nivel del suelo y alimentarse de tallos y hojas.

Daños: Desde la emergencia afectando hojas y tallos jóvenes, y puede estar en espigas, aunque su impacto en el rendimiento es casi nulo una vez que el grano alcanza el estado pastoso avanzado. 

Foto: Oruga_militar_verdadera

Oruga Desgranadora (Faronta albilinea)

En etapas iniciales del cultivo puede actuar como minadora, cogollera o defoliadora, respetando las nervaduras de las hojas.

Daños: Es más significativo durante la etapa reproductiva del cultivo, especialmente cuando el grano está en estado acuoso-pastoso. Tiene preferencia por consumir la espiga desde la base, causando su corte y deterioro.

Oruga Barrenadora del Tallo (Diatraea Saccharalis)

Las mariposas depositan hasta 700 huevos en el envés de las hojas en masas que parecen escamas blancas-amarillentas. Inicialmente se alimentan del parénquima de la hoja antes de ingresar al tallo.

Daños: Dentro del tallo impiden la circulación de la savia. En sus primeros estadios, pueden dañar el último nudo del tallo, causando la muerte de la espiga, que aparece blanca y se desprende fácilmente al ser manipulada. Tienen mayor ocurrencia en las borduras de los lotes, especialmente aquellos cercanos a rastrojos de maíz.

Chinche Verde (Nezara viridula L.)

Daños: Comienza a observarse desde el inicio del estado reproductivo, cuando la espiga está embuchada. Lo que hace es «picar» en el raquis de la espiga, lo que puede causar la muerte de la parte superior de la espiga. Durante la formación y llenado de granos el daño es de variada magnitud.

Chinche de los Cuernitos (Dichelops furcatus F.)

Daños: Es crítico durante la emergencia de la espiga, especialmente cuando aún está protegida por la hoja bandera. La picadura en el raquis afecta al igual que la chinche verde. 

Foto: Chinche_cuernitos

Estrategias de manejo Integrado: recomendaciones para que no se escape ninguna.

  • Monitoreo regular para detectar la presencia de plagas invernales y evaluar la necesidad de intervención.
  • Rotación de cultivos en una secuencia planificada para interrumpir el ciclo de vida de las plagas. 
  • Control biológico que fomenta la presencia de enemigos naturales mediante prácticas agrícolas que los favorezcan.
  • Control químico a través del uso de insecticidas específicos sólo cuando sea necesario, siguiendo las recomendaciones técnicas y respetando los períodos de carencia. 
  • Uso de variedades resistentes o menos susceptibles.