¡Alerta maíz guacho! El enemigo para el control de Chicharrita

El control del maíz guacho es fundamental para prevenir la diseminación de enfermedades como el achaparramiento del maíz. Su principal vector, la chicharrita, se alimenta exclusivamente de maíz por lo que controlar la presencia de plantas voluntarias (guachas) es una estrategia clave en la prevención.

El control de maíces voluntarios o «guachos» es fundamental para prevenir la persistencia y proliferación de Dalbulus maidis, el insecto vector responsable de la transmisión de Spiroplasma y otras enfermedades en maíz. 

En la campaña anterior, se observó un fuerte impacto de esta enfermedad debido a la expansión de la chicharrita a otras zonas productivas, lo que ha llevado a la necesidad de implementar medidas preventivas más estrictas.

En este momento de la campaña empiezan a observarse escapes de maíces guachos en lotes de la región lo que desata un llamado de atención para manejar la situación a tiempo y evitar consecuencias indeseables. 

En esta nota repasamos las principales herramientas de prevención y las mejores estrategias de control para abordar el control de estos maíces. 

Vacío Sanitario y monitoreo constante: los dos pilares del control

El vacío sanitario entre cultivos es crucial para evitar que el maíz guacho actúe como reservorio del vector y de los patógenos. Se recomienda mantener ausencia total de maíz durante el período de barbecho, para eliminar las fuentes de alimento y hospedaje de la chicharrita.

Por ello, realizar monitoreos constantes de los lotes durante barbecho es la primera medida preventiva, identificando tempranamente la emergencia de maíces voluntarios y asegurando su control ya sea por eliminación mecánica o con los herbicidas apropiados. Es importante también monitorear la población de Dalbulus maidis en los bordes y en áreas donde haya un riesgo mayor de reinfestación.

Los especialistas en manejo de malezas y plagas destacan la importancia de un vacío sanitario de entre 90 y 120 días sin la presencia de maíces guachos antes de la siembra de la próxima campaña. 

Esto tiene como objetivo eliminar las fuentes de alimentación y reproducción del vector, interrumpiendo el ciclo biológico del Dalbulus maidis y reduciendo la posibilidad de que se mantengan poblaciones con altos niveles de infectividad.

La implementación de un período de vacío sanitario bien definido y respetado a nivel regional puede interrumpir el ciclo de vida de la chicharrita, reduciendo significativamente la transmisión de virus y bacterias.

Herbicidas post-emergentes, ¿si, no? ¿Cómo y cuándo?

Utilizar herbicidas post-emergentes específicos para el control de maíz voluntario que haya emergido después de la cosecha suele ser una segunda herramienta cuando la “contaminación” del lote es difícil de controlar manualmente. Es por ello que monitorear permanentemente los campos y eliminar las plantas que detectamos es el primer paso. La implementación de prácticas culturales de labranza o eliminación mecánica de los maíces voluntarios son la principal estrategia no invasiva, y también aplicable en áreas donde no se tiene acceso a herbicidas específicos o el uso de estos es limitado.

El uso de herbicidas en el campo resulta ser una práctica común y de relativamente rápido control; sin embargo lo aconsejable es hacerlo siempre bajo las estrictas indicaciones de un asesor técnico o especialista. Antes de definir la estrategia de control es importante conocer la tecnología del maíz sembrado la campaña previa en el lote, ya que algunos híbridos poseen resistencia/tolerancia a herbicidas. Para SIMA la validación con un ingeniero agrónomo sobre el uso de estos productos es crucial para mantener el sistema en equilibrio, respetando las indicaciones de marbete, las dosis para cada caso, conociendo la historia del lote, y por sobre todo persiguiendo las buenas prácticas. 
De ensayos y bibliografía técnica se desprende la importancia de aplicar los herbicidas en el momento adecuado para evitar que el maíz guacho llegue a una fase donde pueda ser huésped del vector. Existen en el mercado diversos herbicidas con potencial para el control de maíces voluntarios, que son herramientas para mantener el vacío sanitario y reducir el riesgo de brotes de Spiroplasma.

El uso adecuado de estos herbicidas, según las recomendaciones de las instituciones de investigación, es esencial para asegurar la erradicación de los maíces guachos y evitar que se conviertan en «puentes verdes» para el Dalbulus maidis.

Además, la plataforma de SIMA ofrece numerosas herramientas de seguimiento como lo es el monitoreo que permite llevar de manera offline la descripción, fotos, protocolos y umbrales de las adversidades -en este caso del maíz voluntario- con la posibilidad de georrefenciarlas y complementar con fotos, videos, audios y notas. Asimismo, las órdenes de trabajo también resultan valiosas para seguir de modo offline todas las órdenes de aplicación, usando insumos ya cargados en el sistema de manera práctica y generando un registro de las actividades.

Esta forma de hacer agricultura inteligente con SIMA permite estandarizar datos, unificar criterios para todo el equipo de trabajo, generar reportes de forma automática, optimizando procesos y facilitando los análisis arrojados por la app. Hacer agricultura consciente es poder comparar resultados y mejorar los procesos haciendo más simple todas las labores a campo.

Pensando en lo que se viene, la planificación agrícola y la rotación de cultivos marcan la diferencia

Tener un plan claramente diseñado con los cultivos que van a participar de la rotación anual, forma parte de la estrategia global para mantener el sistema en equilibrio y evitar “dolores de cabeza”.

La combinación de todas las prácticas preventivas permiten garantizar que no queden restos de maíz en el suelo después de la cosecha, ya que los rastrojos de maíz pueden facilitar la emergencia de maíz guacho y mantener al vector en la zona. Por ello, la rotación de cultivos no solo ayuda a controlar el maíz guacho en sí mismo sino también a romper el ciclo de vida del insecto vector, al no ofrecerse como alimento durante todo el año, es decir, pensar en incluir cultivos que no sean hospedantes de Dalbulus maidis es clave. 

Por último, dentro de las recomendaciones generales, se contempla:

  • Monitoreos permanentes.
  • Respetar el vacío sanitario.
  • Implementar un plan regional coordinado entre productores para asegurar que todos adopten medidas de control en el mismo período, optimizando el vacío sanitario y las prácticas de manejo integrado.
  • Rotar cultivos.