El maíz es uno de los principales cultivos de Argentina que adquirió aún mayor protagonismo en las últimas campañas. Resulta imprescindible reconocer sus principales enfermedades y cómo prevenirlas para lograr una cosecha exitosa.
El maíz es el tercer cereal más cultivado en el mundo, después del arroz y el trigo; y en Argentina ha crecido un 8% (Magyp) en las últimas tres campañas, adquiriendo particular relevancia. En esta evolución, el factor clave fue la siembra tardía de maíz como una estrategia defensiva frente a la sequía.
Según fuentes oficiales, para la presente campaña 23/24 se estima una superficie sembrada cercana a los 10,3 millones de hectáreas, similar al año previo. De allí radica la importancia de un seguimiento minucioso del cultivo desde la siembra, para la detección temprana de enfermedades y el control preventivo, asegurando una cosecha satisfactoria.
Principales enfermedades en la mira
Junto con las plagas, una de las grandes amenazas del cultivo de maíz son las enfermedades. Las mismas pueden provocar reducciones importantes en las cosechas, desmejoramiento de la calidad del grano, e inclusive alterar el agroecosistema del lote.
El estado vegetativo del cultivo es la etapa fundamental para que los controles sean seguros y los rendimientos no se vean comprometidos. Por ello es importante saber reconocer las enfermedades y sus factores predisponentes, conocer los antecedentes del lote, y la tecnología disponible para erradicarlas o controlarlas de la mejor manera posible.
Roya común, podredumbre del tallo y carbón del maíz, están en el top 3 de enfermedades más frecuentes y extendidas en todas las zonas productoras del país, con daños y pérdidas agronómicamente elevadas en años y condiciones predisponentes para estos patógenos.
Roya común del maíz (Puccinia sorghi), se desarrolla con la típica sintomatología de pequeñas pústulas anaranjadas en las hojas de la planta. El hongo es muy frecuente en diferentes tipos de clima, pero el ambiente es más predisponente cuando se combinan siembras tardías con escasez de lluvias. El patógeno disminuye el IAFS (índice de área foliar sana) hasta provocar la muerte de las hojas. El manejo integrado de la enfermedad es efectivo con la siembra de híbridos resistentes/tolerantes y uso de fungicidas.
Vuelco o Podredumbre de raíz y base del tallo (complejo fúngico de Fusarium) aparece como manchas marrones y negras en las hojas, las mazorcas y los tallos del maíz. Estos hongos causan la marchitez de las hojas y pueden avanzar hacia la base del tallo, ocasionando vuelco y quebrado en cultivares de alto rendimiento. En ataques severos pueden comprometer totalmente la cosecha al extenderse sobre la mazorca, ocasionando rápidamente pudrición y reducción de la calidad de los granos. Debido a que se propaga a través de semillas, suelo y residuos de cultivos infectados, el control mediante rotación de cultivos, cosecha anticipada e híbridos tolerantes resulta satisfactorio.
Carbón del maíz (Ustilago maydis) es una enfermedad que causa severos daños en plantas jóvenes en activo crecimiento y puede producir enanismo y hasta la muerte. Su síntoma más evidente es la formación de ampollas, tumores o agallas en las espigas y ocasionalmente en hojas y tallos. Los mejores controles son el uso de híbridos resistentes/tolerantes y la eliminación o destrucción de plantas infectadas con los primeros síntomas. Pero un manejo integrado con control de insectos para reducir heridas, minimizar otros daños mecánicos y tratamiento de semillas con fungicidas hacen a una mayor prevención.
Tizón y Mildiu: ¿el regreso de dos epidemias con El Niño?
Según el Servicio Meteorológico Nacional, las previsiones del clima en base a modelos estadísticos indican condiciones neutras para el fenómeno de El Niño, donde se esperan lluvias normales a superiores en todo el hemisferio centro-este del país. Las últimas semanas de octubre evidencian esta tendencia con las precipitaciones recibidas, y de mantenerse el patrón puede esperarse una siembra favorable y un desarrollo inicial de los cultivos con buena disponibilidad hídrica.
No obstante, estos ambientes también son predisponentes para el desarrollo del Tizón del maíz (Exserohilum turcicum) y Mildiu o panoja loca (Sclerophthora macrospora). Ambas enfermedades atacan principalmente hojas, pero pueden expandirse a tallos y mazorcas. Los síntomas son distinguibles por manchas blancas, amarillas y grisáceas en el Mildiu, y manchas marrones y negras en el Tizón. Estos patógenos se propagan por acción del viento y la lluvia, pero son enfermedades eficazmente controladas a través de la eliminación y destrucción de plantas infectadas, la aplicación de fungicidas y rotación, que sumadas al uso de híbridos resistentes, pueden garantizar un mejor control.
Resulta de extrema relevancia poder caracterizar las enfermedades, hacer un diagnóstico temprano y recorridas frecuentes para tomar rápidas medidas de control con prácticas agronómicas adecuadas. En general, las estrategias que reducen la incidencia y severidad de las enfermedades incluyen:
- la rotación de cultivos;
- selección de genotipos resistentes;
- buen manejo nutricional del suelo;
- y la eliminación de residuos vegetales infectados.