El verano 2025 viene arrasador, con temperaturas que superan la media y lluvias que escasean en gran parte del país. Sin dudas, es todo un panorama hostigante para los cultivos de verano. Para evaluar las reservas hídricas y el estado de la soja frente a esta sequía, fuimos directo a la fuente y analizamos los reportes de usuarios de SIMA.
Algunas lluvias pasaron pero qué poco dejaron
El panorama climático continúa siendo desafiante para el sector agropecuario debido a la persistente falta de lluvias y las elevadas temperaturas registradas desde diciembre. Estas condiciones adversas han provocado un marcado deterioro en el estado de los cultivos, afectando su desarrollo y rendimiento potencial.
A pesar de algunas precipitaciones recientes, diversas fuentes oficiales ya comienzan a reducir sus proyecciones de producción con la esperanza de que las condiciones mejoren para evitar pérdidas mayores.
En la región núcleo, una de las más afectadas, el alivio hídrico con las recientes lluvias resultó insuficiente para reponer las reservas de agua del suelo. La situación es especialmente preocupante para la soja de primera que transitan estadíos reproductivos con mayor demanda hídrica.
Este escenario compromete la campaña agrícola y genera incertidumbre en el sector. Por ello, recurrimos a nuestros usuarios para conocer el panorama de la soja de primera mano.
Más del 50% de los lotes monitoreados con SIMA están bajo sequía
A pesar de algunas lluvias erráticas que acontecieron en el mes de enero, gran parte del área agrícola nacional se encuentra en un estado crítico y a la espera de más precipitaciones que puedan compensar las necesidades hídricas de los cultivos.

El estado de la soja en Argentina refleja el impacto de la falta de lluvias y las altas temperaturas. Por ello, SIMA se puso al frente de las estimaciones a través de la gran cantidad de datos relevados por los usuarios en lo que va de la presente campaña. Del análisis de más de 549.500 hectáreas monitoreadas por los usuarios de SIMA, aproximadamente unas 206.000 hectáreas (37 %) presentan condiciones de sequía, clasificadas entre seco y muy seco.
Sólo el 16 % de la superficie, unas 90.000 hectáreas, mantiene una humedad óptima, mientras que el 46 % restante se encuentra bajo un régimen adecuado de humedad (253.845 hectáreas). Estos datos evidencian un escenario preocupante para la campaña, con gran parte del cultivo en condiciones hídricas limitantes para su desarrollo y rendimiento.

Este análisis reviste particular importancia si se analiza en el contexto de las fechas de siembra y el estado fenológico en el que se encuentran las sojas.
Alerta severa: el 33% de la soja de primera está en período crítico y el 73% de la de segunda transita vegetativo
El cultivo de soja en Argentina atraviesa diferentes estadios fenológicos con un fuerte impacto de la sequía tanto en su crecimiento como en su desarrollo. En el caso de la soja de primera, un 25 % aún se encuentra en estado vegetativo (V1-Vn), un 27 % ha iniciado la fase reproductiva (R1-R2) y un 33 % ya transita el período crítico, mientras que el resto comienza el llenado de granos.
Por otro lado, la soja de segunda presenta una evolución inversa, con un 73 % en estado vegetativo, un 14 % en fase reproductiva y apenas un 2 % ingresando en su período crítico.
El análisis de estos datos confirma que la sequía está afectando severamente a la soja de primera en pleno período crítico, justo cuando inicia su fase de floración y formación de vainas, el momento de mayor demanda hídrica. Mientras tanto -aunque en estadios más tempranos- la soja de segunda también enfrenta limitaciones por la escasez de agua, lo que compromete su crecimiento foliar y la acumulación de reservas para el futuro desarrollo del cultivo.

En última instancia, el efecto de la falta de lluvias termina por perjudicar la cantidad de hectáreas plausibles de ser cosechadas y generar una reducción de los rendimientos potenciales proyectados. Así lo empiezan a manifestar las fuentes de estimaciones oficiales que reportaron recientemente un recorte en la producción proyectada a nivel nacional de hasta 1 millón de toneladas, ahora estimada en torno a las 49,6 millones de toneladas (Fuente: PAS, Panorama Agrícola Semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires).

En lo que va de enero, los datos de SIMA anuncian una variación de rindes de -2,7% en soja de primera y -6,6% en la de segunda
El análisis no concluye aquí, sino que de los datos recopilados por los usuarios de SIMA se revela una caída en los rendimientos de soja del 4,25% en el área monitoreada, debido a la persistente sequía y el estado fenológico de los cultivos. En la soja de primera, los rindes muestran una variación negativa del -2,71 % en comparación con la primera quincena de enero.
Para la soja de segunda, el impacto es aún mayor, con una reducción estimada del -6,59 % en los rendimientos potenciales. Estos datos confirman que la falta de lluvias está afectando severamente la productividad del cultivo, especialmente en las etapas críticas de floración y formación de vainas en la soja de primera, y en pleno crecimiento vegetativo en la soja de segunda.

Con la necesidad urgente de lluvias para recuperar la humedad del suelo, la incertidumbre climática sigue dominando el panorama agrícola. La falta de precipitaciones ha impactado negativamente en la evolución de los cultivos, y las expectativas de una posible mejora en su rendimiento dependen de recargas hídricas en el corto plazo.
Mientras el sector agropecuario aguarda condiciones más favorables, la presión sobre los cultivos aumenta, especialmente en las etapas críticas de desarrollo, lo que mantiene en vilo las proyecciones de producción para la campaña.