24/25: Un verano para fertilizar

Potenciar los rendimientos de los cultivos de verano será una de las claves para asegurar la rentabilidad. La fertilización racional y oportuna es la herramienta necesaria para obtener cultivos rendidores y más sanos. 

La fertilización 24/25 en un contexto de inestabilidad es la llave al éxito

La campaña gruesa 24/25 presenta un escenario complejo y desafiante para los productores agrícolas. Los pronósticos erráticos, la incertidumbre sobre la disponibilidad hídrica y un contexto económico con variables que impactan directamente en la rentabilidad por hectárea, hacen que la toma de decisiones eficientes y estratégicas se convierta en un factor determinante para el éxito. 

Entre las herramientas clave para afrontar estos desafíos, la fertilización destaca por su capacidad para potenciar los rendimientos y optimizar el uso de recursos. 

El rol de los fertilizantes en un entorno adverso permite no solo maximizar los rendimientos por hectárea, sino también mejorar la eficiencia en el uso del agua y los nutrientes del suelo, factores esenciales en un escenario de alta incertidumbre climática. Al nutrir correctamente los cultivos, se fortalecen contra el estrés hídrico y las fluctuaciones térmicas, aumentando su resiliencia.

Además, la fertilización adecuada contribuye a mejorar la calidad del producto final, lo que puede ofrecer ventajas competitivas en mercados más exigentes, especialmente cuando los precios internacionales son bajos.

¿Qué necesitan la soja y el maíz en esta campaña?

Los fertilizantes minerales desempeñan un papel crucial en la producción de cultivos clave como la soja y el maíz, ya que aportan nutrientes esenciales que no siempre están disponibles en cantidades suficientes en el suelo. Su uso adecuado optimiza el crecimiento, aumenta los rendimientos y contribuye a la sostenibilidad agrícola. Asimismo, frente a la volatilidad climática, el aporte de nutrientes adecuados fortalece a los cultivos frente a condiciones adversas como sequías o estrés térmico, promoviendo una mayor estabilidad en los rendimientos.

Tanto la soja como el maíz tienen altas demandas nutricionales; por lo que una nutrición balanceada permitirá lograr cultivos de alto rendimiento. Para la soja, el nitrógeno es uno de los principales nutrientes, los otros nutrientes  importantes son el fósforo (P) y el potasio (K), que se aportan en forma de fertilizantes y resultan imprescindibles para el desarrollo radicular, la formación de vainas y el llenado de granos.

Además, micronutrientes como azufre (S) y zinc (Zn) son fundamentales para mejorar la calidad de los granos y la resistencia a enfermedades. El resultado de una fertilización adecuada en la soja otorga incrementos productivos y cualitativos al mejorar la formación de proteínas y aceites, factores clave para su valor comercial.

Por su parte, el maíz requiere altos niveles de nitrógeno (N) para el desarrollo foliar y la formación de mazorcas, además de fósforo y potasio para el crecimiento temprano, la floración y la maduración. Micronutrientes como zinc también son críticos para la fotosíntesis y el desarrollo de raíces fuertes. El uso de estos nutrientes minerales permite alcanzar el potencial máximo de rendimiento de los cultivos que, en el caso de este cereal, se traduce en mayor producción de granos por hectárea, uniformidad en mazorcas y granos de mejor calidad.

Una fertilización eficiente también contribuye a la sustentabilidad

Además de mejorar la rentabilidad, los fertilizantes minerales contribuyen a la conservación del suelo y a la eficiencia en el uso de los recursos. 

El aporte balanceado de nutrientes ayuda a evitar la extracción excesiva de nutrientes del suelo manteniendo su fertilidad a largo plazo, y a reducir el impacto ambiental al minimizar las emisiones de gases cuando se aplican tecnologías de liberación controlada o prácticas de manejo eficiente.

Una fertilización adecuada requiere ajustar las dosis según las necesidades específicas del cultivo. De este modo se logra favorecer un desarrollo radicular eficiente, permitiendo a las plantas explorar mejor el perfil del suelo en busca de agua y nutrientes, y por lo tanto optimizar el uso de agua y otros insumos. 

Repasando estrategias para maximizar la eficiencia

Es fundamental realizar análisis de suelo con cierta regularidad para conocer el estado de nuestros suelos y monitorear la evolución de los nutrientes en los mismos. Identificar de esta forma las necesidades específicas de cada lote y ajustar las dosis de fertilizantes a las demandas de los cultivos es crucial para minimizar los excesos, al igual que conocer los pronósticos en nuestras zonas para evitar en lo posible situaciones de lavado o volatilización de los fertilizantes.

Por ello la integración de herramientas tecnológicas como el uso de imágenes satelitales, mapas de rendimiento y estaciones meteorológicas locales, y el cruzamiento de estos datos lote a lote, puede ayudar a tomar decisiones más precisas y adaptadas a cada escenario.

Fertilización y sustentabilidad a largo plazo

La fertilización adecuada va más allá de ser una solución inmediata para mejorar la rentabilidad en una campaña agrícola; es también una pieza fundamental en la construcción de un sistema productivo sostenible. Al aportar los nutrientes necesarios y mantener un balance adecuado en el suelo, se evita su degradación y se preserva su capacidad productiva, garantizando la viabilidad de las tierras agrícolas para las generaciones futuras.

En un contexto de desafíos crecientes, donde cada decisión cuenta, la aplicación estratégica y eficiente de fertilizantes se posiciona como una herramienta clave para enfrentar tanto las necesidades actuales como las futuras. Un manejo nutricional balanceado no solo garantiza una mayor productividad en el presente, sino que también sienta las bases para un sistema agrícola resiliente, capaz de enfrentar los retos futuros, tanto climáticos, económicos y coyunturales, sin comprometer la salud del suelo ni la capacidad de uso de las tierras.

Particularmente en cultivos como la soja y el maíz, la fertilización mineral desempeña un papel esencial. Estos cultivos, de alta importancia económica y alimentaria, requieren un aporte equilibrado de nutrientes para maximizar su rendimiento y calidad. 

🌱🌽 Nuestro top 5 de beneficios de la fertilización:

1.  ⚖️ Nutrición balanceada y dosis ajustadas según necesidad

2.  📈 Incremento de rendimientos y calidad

3.  💧 Eficiencia en el uso de recursos

4.  ♻️ Contribución a la sustentabilidad

5.  💪🏼 Resiliencia frente a desafíos climáticos